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11 Pruebas de que París no es como la cuentan


Para muchos, París es una ciudad de ensueño. Durante muchos años, de forma consecutiva, ha entrado en las diez megalópolis más visitadas del mundo. Muchos directores y escritores le dedican sus obras y los turistas de todo el mundo idealizan su imagen. Sin embargo, al tener el deseo de sentir la verdadera atmósfera de la capital francesa, los turistas frecuentemente se decepcionan y experimentan el síndrome de París (un trastorno psicológico debido a falsas expectativas) después de visitar la ciudad e incluso recurren a psicólogos.

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Para evitar sorpresas inesperadas entre los futuros visitantes, Smalljoys decidió apoyarse de la pastelera Marie Troïtskaia, quien hace 3 años se mudó a París para saber qué es lo que en realidad sucede en la “ciudad del amor”.

1. París es una ciudad poco soleada

Al ver las postales de la Torre Eiffel bañada con un radiante sol, pensamos que la ciudad goza de un excelente clima. ¡Ya que la lluvia se asocia más con Londres y no con París! en realidad, la capital del Reino Unido se encuentra en el puesto número 33 del ranking de las ciudades más lluviosas, mientras que la capital de la moda ocupa el puesto número 24.

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Y realmente hay ocasiones en las que el clima me recuerda a una ciudad septentrional junto con todas las bromas de Cincuenta sombras de Grey. De noviembre a marzo, se puede considerar como el Día de la Marmota, en donde cada mañana te alegra una ligera llovizna duradera y un cielo cubierto de nubes. El problema se agrava en las viviendas que poseen una calefacción débil y una elevada humedad. Por lo tanto, en invierno, a menudo se tiene que usar un cálido abrigo dentro del departamento.

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2. Las mujeres francesas no tienen secretos

Es interesante que la “Meca de la moda mundial” no pueda presumir de tener habitantes femeninas con estilo. Los así llamados secretos de estilo de las mujeres francesas definitivamente fueron inventados por revistas extranjeras. En París, es más fácil encontrar a hombres de todas las edades bien arreglados y elegantes. Sin embargo, para encontrar a una parisina bien vestida, tienes que pasear por las calles durante mucho tiempo.

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A las chicas no les gustan los cosméticos decorativos, prefieren la ropa de colores blanco, gris y negro de un diseño no ajustado, los zapatos sin tacón y ausencia de peinado. He notado que yo misma he caído bajo la influencia de este estilo. El rímel en las pestañas y las uñas de gelish, habituales para muchas mujeres, aquí, se transforman en la pregunta: ¿tienes un evento importante? Por eso, al llegar a la capital de la moda, rechaza de forma audaz los vestidos, la ropa llamativa, el maquillaje y el peinado, así te parecerás a una mujer francesa.

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3. Hay barrios a los cuales es mejor no ir

Como en cualquier gran ciudad, en París hay barrios ricos y otros no tanto. Al planear un viaje, tienes que investigar cuidadosamente para no decepcionarte. Es mejor hospedarse en el centro para estar a pocos pasos de los atractivos turísticos y ahorrar en transporte (por supuesto, el alquiler será más caro). Por cierto, no siempre es mejor buscar un hotel, ya que incluso en los costosos hoteles, las condiciones no son las mejores; será más barato y cómodo encontrar un departamento en Airbnb.

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Te aconsejo evitar los barrios alrededor de la estación del tren Norte y Este, los vecindarios al norte de Montmartre, los suburbios de Montreuil, Saint-Denis, Porte de la Chapelle y Aubervilliers (las zonas rojas en el mapa). La costa izquierda y el sur son más tranquilas. En general, París es una ciudad segura, pero siempre tienes que cuidar tus bolsas y teléfonos en las zonas llenas de turistas.

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4. La capital es muy cara

En 2019, París fue nombrada una de las ciudades más costosas del mundo. Existe la percepción de que las tiendas atribuyen un cero adicional a cualquier artículo por el simple hecho de que se vende aquí. Un curioso ejemplo: un pequeño pepino en el supermercado puede costar más de 1 euro; una ensalada en un puesto, de 8 a 10 euros; una noche en un hotel de 3 estrellas, de 100 a 150 euros.

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En relación con esto, es importante planificar de antemano tu presupuesto. Por ejemplo, nunca pidas un café en una cafetería con terraza, en el 90 por ciento de los casos, será caro y con mal sabor. No comas en restaurantes en donde el menú esté en todos los idiomas del mundo, así los establecimientos turísticos frecuentemente ahorran en los productos y utilizan productos congelados semielaborados. Sin embargo, en los supermercados, fácilmente puedes encontrar un delicioso vino, queso y baguette por tan solo un euro. Mis amigos y yo bromeamos; nuestra fórmula favorita es “1+1+1”: con 3 euros puedes cenar muy bien con una vista hacia el río Sena.

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5. La ciudad no es tan limpia como parece

En 2017, París fue visitada por 40 millones de personas, una cifra récord. No es de sorprender que, con tal cantidad de visitantes, a la administración le sea difícil mantener la limpieza. Por las plazas deambulan demasiadas palomas, las cuales son portadoras de enfermedades; por eso es mejor no alimentarlas.

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Sin embargo, el aire de la ciudad es bastante limpio y fresco gracias a la enorme cantidad de parques y jardines. El lado sudoeste es más limpia que el sudeste, por eso recomiendo buscar alojamiento allí.

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6. Las personas sin hogar construyen casas en las calles

En la ciudad, realmente hay muchas personas sin hogar, quienes son tratadas por el gobierno y los habitantes locales de una manera muy tolerante, incluso hacen todo lo posible por ayudarles. Algunos de ellos duermen tranquilamente en sacos para dormir, otros construyen casas con objetos encontrados, en ocasiones, en medio de la calle. Por las tardes, voluntarios y jóvenes en bicicleta les brindan ayuda. Periódicamente, el gobierno organiza grandes acciones de apoyo y distribución de comida gratis en el centro de la ciudad (al lado de Châtelet) en donde se reúne una multitud de vagabundos y personas sin hogar.

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Yo regularmente he observado cómo los parisinos saludan a las personas que viven en la calle y les preguntan cómo están. Lo único que causa una evidente incomodidad es cuando a las personas sin una residencia fija se les permite subir al autobús con sus pertenencias y sentarse al lado de un pasajero. Yo inmediatamente intento dejar el asiento, mientras que los franceses, de forma cortés, tapan su nariz sin decir ni una sola palabra.

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7. Es mejor prepararse moralmente para el metro parisino

Comparado con otros metros del mundo, el metro de París puede causarte una gran conmoción. Muchas estaciones se encuentran en un estado de remodelación permanente, con el estuco destrozado y cables colgados por todos lados. Dentro del metro se percibe un desagradable olor. Casi en todas las estaciones puedes encontrar vagabundos durmiendo. En las líneas 5, 13 y 7 del metro es preferible viajar de pie, ya que los vagabundos frecuentemente pasan la noche allí.

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A menudo, los turistas opinan que la estructura del metro de París es bastante confusa, aunque en realidad la ubicación de las estaciones es muy cómoda. Se puede llegar hasta cualquier punto del mapa en 20 o 30 minutos. Pero al mismo tiempo, el sistema no tomó en cuenta a personas con ciertas necesidades. Honestamente, no me imagino cómo las personas mayores y las personas en silla de ruedas bajan al metro. Hay escaleras mecánicas instaladas en solo unas cuantas estaciones. Para hacer un transbordo, es necesario caminar por 3-4 tramos de escaleras.

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8. Algunos parisinos viven en departamentos de 8 metros cuadrados

La búsqueda de departamentos en París se convierte en un complicado juego que puede durar unos cuantos meses. Hay más demandas por vivir dentro de la ciudad que oferta. Hasta 50 personas pueden llegar a ver un pequeño departamento. Para agradable al propietario, se tiene que preparar una carpeta detallada con documentos sobre los ingresos superiores al alquiler en varias veces.

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Algunos franceses, frecuentemente estudiantes, viven en departamentos de 12 metros cuadrados en los últimos pisos, sin elevador y un baño compartido, pagando de 450 a 600 euros al mes. Los primeros 8 meses viví en un departamento de 8 metros sin ventana y la regadera al lado de la cama. A mi pregunta de por qué el agente inmobiliario no me advirtió sobre la ventana, me explicaron tranquilamente que desde un inicio no se mencionaron ventanas en el anuncio.

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9. Por las tardes, en los malecones hay muchas ratas

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“Aquí realizamos una operación de desratización”.

En París hay dos veces más ratas que habitantes. Debido a los trabajos de desratización se cierran parques y plazas. Frecuentemente se pueden ver en la isla de la Cité y en el barrio Châtelet. Con el anochecer, los roedores salen de sus madrigueras, por eso, para evitar encuentros desagradables, vale la pena rechazar paseos románticos por el malecón del río Sena o un picnic en la isla de la Cité. Lo mismo ocurre con las viviendas en las islas de París; hay casos cuando los huéspedes no deseados esperan al dueño del departamento directamente en las mesas.

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10. No en todas las pastelerías venden panecillos deliciosos

 

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No esperes que cualquier pastel comprado sea una obra de arte. No todas las pastelerías pueden presumir de un cruasán crujiente y esponjoso. Frecuentemente, en las vitrinas se puede ver panecillos pasados con un mediocre glaseado y pastelitos deformes. Por eso, antes de comprar, es necesario ver las evaluaciones y reseñas en Google o TripAdvisor. Mi favorito en París es el cruasán con lichi, frambuesa y rosa de Pierre Hermé. Todos los parisinos saben lo importante que es encontrar su baguette perfecta y bollo con chocolate.

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11. Los franceses no son la nación más sonriente

Al estar en Francia te enfrentarás a una increíble cortesía y educación. Tienes que estar listo para repetir 20 veces al día “Buenos Días”, “Qué tengas buen día”, “Disculpa”. Pero no esperes sonrisas deslumbrantes como en otros países. Los franceses son muy moderados en cuanto a sus sentimientos. Existe la percepción de que, en el idioma, tal cual, no hay muchas palabras que transmitan alegría y felicidad.

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Sin embargo, puedes contar con su franqueza, ya que los residentes locales expresan su alegría solamente cuando en realidad la sienten. Para encontrar un verdadero amigo, juntos tienen que pasar a través de las buenas y las malas, y solamente entonces, el francés se abrirá y confiará en ti.

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Pero, a pesar de todo, ¡París es un mundo mágico!

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Pese a todas las sutilezas inesperadas y las desventajas evidentes, París sigue deslumbrando con su belleza y su grandeza. Posee un gama de impresiones y en eso consiste su unicidad. Las antiguas calles estrechas de Marais y el barrio Latino, la avenida ancha Baron Haussmann, la arquitectura moderna de Défense, los icónicos lugares de películas y las plazas llenas de flores… Todas las personas pueden encontrar su lugar favorito, su refugio de tranquilidad en una megalópolis cultural. Aquí hay productos deliciosos y de alta calidad, una buena ecología y las personas siempre están dispuestas a ayudarte.

Incluso después de 3 años, cada semana sigo descubriendo asombrosos lugares. ¿Para qué gastar tiempo y esfuerzos en emociones negativas, si puedes admirar cada minuto la belleza de tu alrededor?

Y tú, ¿has estado en la capital de Francia? ¿Qué impresiones tuviste después del viaje?

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Bonus: 15 Cosas con las cuales los estadounidenses sorprenden a los visitantes de otros países

15. La tradición de las propinas

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Las propinas son obligatorias en un margen del 15 al 20 por ciento, excepto en las redes de comida rápida como “McDonald’s”. Se puede no dejar solamente en caso de que alguien haya sido grosero contigo o hayan tirado tu platillo, a diferencia de los franceses y los australianos que solo pagan su cuenta en los restaurantes, sin dejar un extra. A lo mejor, debido a eso los camareros estadounidenses se tensan al escuchar a alguien hablar francés en sus mesas.

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14. Regalos y cartas

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En Taiwán los regalos siempre son muy simbólicos: los entregan y aceptan obligatoriamente con las dos manos y hacen una pequeña reverencia al recibirlos. En cambio, los estadounidenses no se complican la vida con los presentes. ¿Para qué hay que inventar el discurso de felicitación, si en la tarjeta ya todo está escrito? ¡Nada más queda firmarla y ya está lista! Y normalmente en esta carta no se adjunta ni dinero, ni obsequio.

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13. Expresar sus emociones frente a todos

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En el metro de París es inaceptable hablar y expresar algunas emociones. Pero en Estados Unidos, si vas a estar discutiendo con alguien por teléfono, debatiendo íntimos detalles, nadie te prestará atención. Sin embargo, esta indiferencia no sucede con todas por igual: si te ven llorando, entonces tratarán de pasar cerca de ti y le contarán a su familia al momento de cenar sobre un raro transeúnte con el que se cruzaron.

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12. El desafortunado termómetro

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De acuerdo con las películas, aprendimos que ellos no miden la temperatura colocando el termómetro debajo del brazo. Además, no hace mucho tiempo habitantes de algunos países postsoviéticos que acudían a un centro médico en EE.UU., a menudo se vieron sumergidos en una complicada situación al poner el utensilio destinado para la boca en la axila. En Europa es aún más interesante, ya que allí prevalece el método rectal para la medición de la temperatura del cuerpo.

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11. Advertencia de todo

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En muchos países del mundo, recurrir a los tribunales es un procedimineto serio, por eso a muchos ciudadanos no se les ocurrirá presentar una demanda sobre la ausencia de una advertencia en un producto, exponiendo que las tijeras pueden cortar la ropa. Pero en Estados Unidos para esto solamente hay que inventar un motivo. Por eso los fabricantes tratan al máximo de abarcar toda escala de “tragedias” que pueden ser causadas por su producto y las describen minuciosamente en su envase, pegatina o etiqueta.

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10. Porciones de gigantescos tamaños

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A diferencia de las porciones francesas, consideradas pequeñas en todo el mundo, las de Estados Unidos son realmente gigantescas. Con un trozo de algo te puedes alimentar durante una semana. Esto pasa debido a la alta competencia de una enorme cantidad de establecimientos, y a un simple esquema: tener más comida que tu vecino por el mismo precio.

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9. Temporada de rebajas

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En Grecia, si tu invitado elogió cualquier objeto del interior, el dueño debe regalarle este artículo. En Estados Unidos incluso la chatarra se vende. ¿Quién no ha escuchado de las famosas ventas de garaje? “Este año le compré a mi vecino del lado izquierdo una parte de su terreno, algo innecesario. El año que viene se lo vendo al del lado derecho más caro”.

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8. El peso es importante

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En Japón luchan contra la obesidad de una manera especial llamada “Fat Tax” ¡Pero en Estados Unidos, adelgazar puede hacerte famoso! Aunque anteriormente fueras millonario, hablarían más de tu transformación que de tu negocio.

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7. Atracción por el dinero

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Si en México pides un cóctel, el cual le da pereza de hacer al barman, te dirán que no lo tiene en el menú de hoy. En EE.UU. el mismo mesero pasará por tu mesa cada 3 minutos haciendo un buen trabajo ya que, como hablamos anteriormente, ellos reciben buenas propinas por su atención.

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6. Botellas de vino de tres y hasta seis litros

 

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Los verdaderos fanáticos del vino son los residentes de Portugal, pero solamente en Estados Unidos toman esa bebida en botellas de tres litros o incluso de seis. La verdad es que los estadounidenses compran hasta jugo en garrafones, ya no hay nada que nos pueda sorprender.

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5. El analfabetismo no es un defecto

 

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Para comparar: Alemania se encuentra en el primer lugar de alfabetismo entre la población, y EE.UU. ocupa el lugar 44. A pesar de eso, ellos compan muchos libros anualmente y su alfabetización no se ve muy afectada por el ranking. Muy a menudo, los estudiantes corrigen los errores ortográficos del profesor en el pizzarón, ya que aquí tales equivocaciones no son un motivo para avergonzarse.

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4. La comida del cumpleañero

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Si en Georgia te invitan a un cumpleaños, te retirarás de él lleno y borracho. En Estados Unidos, si tú vas al festejo de alguien, la cuenta es pagada por los amigos del protagonista del evento ya que ellos le invitan todo en ese día tan importante.

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3. La ley es la ley

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En Portugal se puede comprar cerveza y vino sin importar la edad, pero en las tiendas estadounidenses, incluso si te ves de 30 años te pedirán tu identifiación oficial. La ley es la ley, aunque no tan estricta como en otros países.

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2. El ayudante del ayudante

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Por todo el mundo, los productos adquiridos en el supermercado son colocados en bolsas por el cajero o por el comprador. Pero en los supermercados de EE.UU. hay personas especiales que colocan tus cosas en las bolsas. Por desgracia, no hay conductores de carritos para llevar tus compras hasta el auto.

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1. Amor hacia las mascotas

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Si hablamos de cifras en seco, Estados Unidos ocupa el primer lugar en términos de cantidad de gatos: 95.6 millones de colas en el 2018. Ellos simplemente se vuelven locos por los animales y, frecuentemente, los alimentan mejor que a sus propios niños. En Irlanda, a diferencia, los felinos no son considerados como mascotas, probecitos ¿verdad?

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Extra

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¿Sabes que une a la mayoría de los países del mundo? Los comerciales en televisión, los cuales duran más que una película, serie, programa o el café que muchas personas toman mientras ven la pantalla. Pero antes, estos hechos eran peculiaridades solamente de la vida en Estados Unidos.