Dicen que lo más importante y lo que debería mover al hombre es el amor, pero siempre nos complicamos y a veces ganan otras cosas.
Nos cuesta trabajo relacionarnos con los demás, incluso con la naturaleza que nos rodea, vivimos con un sentido de la apropiación de las cosas materiales, de las personas y de los afectos.
El amor también se trata de libertad, de dejar que se coloque donde tiene que estar y no someter y controlar todo, también es bueno reconocer el dolor, porque sólo así lo podemos superar, por ejemplo una pérdida.
Los sentimientos, en los humanos, nos vuelven seres muy complejos y a veces no sabemos manejarlos. Hay muchas cosas en lo cotidiano que nos dan enseñanzas pero muchas veces no sabemos verlas.
Sin embargo, hay personas como Antoine de Saint Exupéry, quien tenía muy claros los significados de los sentimientos entre los hombres y fue en uno de sus más famosos libros, El Principito, que nos deja valiosas lecciones.
A continuación te dejaremos cinco pequeñas lecciones en este libro que nos ha llegado a conmover a muchos, en la niñez y en nuestra etapa adulta.
Es la historia de un piloto perdido, un encuentro incomparable con un pequeño niño en el desierto, lecciones sobre la vida, el amor incluso la pérdida. Aunque se ha considerado un libro para niños, El Principito nos sorprende a todas las edades por sus hermosas reflexiones.
Valora la amistad por las cosas valiosas que te aportaron
“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”.
Siempre es bueno valorar el tiempo que pasamos con los amigos, aunque no se encuentren ya con nosotros, lo que vivimos con ellos durará para siempre. A veces evitamos el dolor que alguien nos provocó, pero siempre es mejor conservar lo genuino de nuestro amor por ellos.
El amor es el motor de todas las cosas
“Sólo el corazón puede ver de la manera correcta, lo esencial es invisible a los ojos”.
Lo esencial es invisible a los ojos, una de las frases más bellas de Antoine. Nos habla de lo intangible, de lo que no se puede ver pero que nos hace sentirnos vivos, el amor, la amistad, el verdadero respeto a las cosas que podemos admirar. Todo eso crece dentro de nosotros es por ello que no se puede ver, pero se siente.
Si amas a alguien, primero debes darle libertad
“No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo”.
Estamos acostumbrados a decir que nos pertenecen las personas que amamos, nos apropiamos de los afectos, pero lo verdadero, lo más sublime en el amor se encuentra en la libertad. Al amar a alguien, sumamos a nuestra vida un poderoso sentimiento que será por siempre, aunque las personas que queremos se alejen o uno decida irse, tenemos que hacernos responsables de lo que amamos.
Si alguien que amas se ha ido, valora el tiempo que estuvieron juntos.
Los verdaderos amigos no son los que están con nosotros siempre, a veces la distancia o la partida nos hacen ver cuán fuerte era nuestro lazo con ese amigo. Lo que está en el corazón, lo verdadero, el amor, es siempre constante a pesar de todo. Recordemos siempre a las personas queridas, por todos los momentos, por lo bueno y lo malo, y sobre todo por lo que los hizo estar unidos y las cosas en común que construyeron su cariño.
Cualquier persona que conozcas puede ser única en tu vida.
“Es muy triste olvidar a un amigo. No todos han tenido un amigo”
Muchas veces no lo notamos, pero las personas más valiosas siempre estuvieron cerca de ti, quizás por tratar de encontrar un atributo excepcional o idealizar a una persona nos cegamos y no vemos realmente quien nos acompañó todo el camino. Sólo deja que el amor se coloque donde tiene que estar, todos los afectos son diferentes, especiales pero todos son valiosos.
Qué valiosas lecciones nos dejó Antoine de Saint-Exupéry, sin duda, vale la pena volver a abrir las páginas de El Principito. Esperamos que este artículo te haya gustado y lo compartas con todos tus amigos.
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