Antiguamente había costumbres que a lo largo de los años han cambiado en la mayoría de las sociedades, como ejemplo, podemos notar que el respeto exagerado y la figura inmaculada de los padres se ha equilibrado.
En siglos anteriores, las personas no podían dar un paso sin ser autorizados por el patriarca, la opción del matrimonio era únicamente posible si se tenía la aceptación de los padres, incluso en posiciones privilegiadas era muy común el matrimonio acordado con anticipación o impuesto por conveniencia de las familias interesadas, así que el amor podía pasar a segundo término.
En los años 1800 las cosas eran muy distintas, la sociedad era notoriamente conservadora y esos modelos aún se pueden ver aisladamente en la actualidad, aunque para la mayoría son una exageración. A pesar de ello, sería muy absurdo regresar a las costumbres de esos años.
La historia que relataremos y que ha estado circulando por internet recientemente se trata de una joven de 1876 llamada Blanche Monnier, una chica de 25 años de una familia acomodada de la Francia del siglo XIX, en donde aún se conservaba en la aristocracia las costumbres tradicionales y defendían fervientemente a la realeza a pesar de que en ese momento se generaban ideas y filosofías revolucionarias.
Blanche fue una joven tímida y siempre sujeta a las reglas familiares, así que jamás pensó en contradecir a sus padres, a pesar de no tener una buena relación con su madre. Llegó a tener por todo esto, una gran depresión que la llevó muchas veces a vivir episodios de anorexia.
Era muy común en ese tiempo que los hijos no tuvieran buena relación con sus padres.
Jamás se podía pensar en llevar la contraria a los padres y menos en una familia como la de Blanche. Charles Émile, su padre era decano en la Facultad de Letras de Poitiers y su hermano Marcel tenía un empleo de prefecto en dicha institución. Tener una posición como esa significaba un estatus importante.
A pesar de su vida bastante apacible y acomodada que les dejó su padre, ella se enamoró de un abogado con pocos recursos y además mucho más grande que ella.
Desde luego que su madre se opuso totalmente a esa relación.
El estatus social del abogado era la razón principal de su negación. A pesar de la posición de su madre, Blanche estaba realmente enamorada y no deseaba renunciar a su amor. Razón por la que su madre la encerró en el ático de la casa para hacer que se arrepintiera y se olvidara de ese hombre.
Por mucho tiempo no se supo nada de la joven, hasta que 24 años después, la policía recibió una carta anónima donde denunciaban el cruel encierro de aquella mujer.
Al entrar la policía a aquella oscura habitación no daban crédito a lo que veían.
Blanche para entonces ya contaba con 49 años y estuvo todo ese tiempo totalmente encerrada en completa oscuridad.
Blanche se encontraba en condiciones deplorables, era sorprendente como es que había sobrevivido, además ese lugar estaba completamente sucio, lleno de excrementos, insectos y sobras de comida.
Su peso al momento de encontrarla era sólo de 25 kilos.
Y además de vivir de esa manera tan lamentable, las ventanas de la habitación estaban selladas para que no pudiera incluso ver la luz.
La cruel madre fue en ese instante apresada por los agentes, para ese entonces ya era una mujer de 75 años. Finalmente tuvo que confesar todo.
La antes joven y bella Blanche ahora era un cúmulo de huesos y además había perdido la razón sin remedio.
La madre después de ser apresada y antes de ser sentenciada, a las dos semanas murió a consecuencia de un paro cardiaco que sufrió en el momento que la apresaron.
El destino de Blanche fue muy duro pues tuvo que ser internada en una institución psiquiátrica.
Hasta que murió en el año de 1931 sin poder recuperarse.
En la actualidad se especula mucho acerca del origen de la carta anónima.
Algunas personas cercanas creen que se trató de su hermano Marcel. Otros aseguran que fue alguien del servicio de la casa.
Una historia realmente triste.
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Fotos: Altered Dimensions/Daily Mail