El lazo entre el hombre y el perro data desde hace muchos siglos, los perros han estado cerca de nosotros y se han convertido en nuestros amigos incondicionales y en parte de nuestras familias.
Esta historia es precisamente de una hermosa amistad entre una perrita llamada Belinha y su dueña Telma María, ellas estuvieron juntas cuatro años y su vínculo era tan grande que nunca se separaban.
Desde que Belinha era una cachorrita fue adoptada por Telma, quien la cuidó y le dio su cariño, se convirtieron desde el principio en grandes amigas y compañeras inseparables.
Pero desafortunadamente como sucede con muchas personas en el mundo, Telma contrajo cáncer, fue de naturaleza tan agresiva que acabó con su vida en sólo un mes.
Su perrita, en todo este proceso, no se separó de ella nunca, por supuesto el día de su muerte no se movió de su lado.
Todas aquellas personas que han tenido una mascota saben bien de lo que hablamos, pues la relación entre el hombre y el perro es siempre muy fuerte.
Fue una lucha terrible la que tuvo que enfrentar Telma María, fue un mes en donde necesitó todo el apoyo y fuerza, su perrita quien era su mejor compañía y amistad le demostraba su amor permaneciendo con ella. A pesar de los esfuerzos que hizo Telma, el cáncer invadió otras partes de su cuerpo en muy poco tiempo.
Belinha le ayudaba a sobrellevar el duro trance del cáncer, los hijos de Telma consideraban a Belinha su mejor enfermera y cuidadora.
Cuando llegó el día de la partida de Telma María, sus amigos y sus hijos estuvieron con ella y desde luego ahí estuvo también Belinha.
La perrita en día del funeral parecía no entender que era lo que estaba ocurriendo, se acostaba al lado de Telma y parecía desconcertada.
Todos, amigos e hijos de Telma se encontraban reunidos llorando y recordando a su querida Telma. Es ese momento todos quedaron conmovidos al ver como Belinha se acercó para cuidar a su amiga y no se movió un instante de su lado.
Sólo permanecía ahí, no podía separarse de su gran amiga.
Luego del funeral y del entierro de Telma, la perrita se notaba muy deprimida, deseaba saber dónde estaba su dueña.
Entonces los familiares de la mujer decidieron llevar a Belinha a la tumba de su gran amiga para que se reuniera con ella.
Cuando la perrita llegó al cementerio se soltó de la correa y corrió hacia la tumba de su dueña, sabía perfectamente cuál era, donde estaba su gran amiga.
Su relación era tan fuerte y tan cercana que no podía separarse de ella.
Esta perrita demostró a todos que el amor profundo no sólo es cosa de los humanos.
Dionisio, el hijo de Telma María decidió adoptar a Belinha, ahora tiene una nueva familia que la quiere y la cuida. Aun así estamos seguros que su amor por Telma perdurará por siempre.
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Imágenes: Dionísio Neto