A la mayoría de las personas les gusta viajar.
Algunos señalan que es lo mejor que se puede hacer en la vida, pues finalmente las experiencias que se vivan serán recordadas como un tesoro ¿Pero que sucede cuando una familia decide hacer del viaje un modo de vida? Algunos padres han decidido educar a sus hijos mostrándoles las maravillas del mundo, pero ¿esto es posible? En este artículo conocerás la manera en que una familia realizó su sueño de viajar por el mundo.
elcarakol
Cat y Guille se describen como “Compañeros de vida, de camino y sueños” son uruguayos y a los 23 años decidieron emprender un largo recorrido por Latinoamérica. La razón de este viaje: cambiar radicalmente de estilo de vida y conocer las bellezas de cada país.
Su viaje duró aproximadamente 2 años y regresaron a Uruguay sintiéndose completamente renovados. Ellos mencionaron:
“Había nacido en nosotros una necesidad de buscar, de conocer, de crecer viendo el mundo“.
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Y cumplieron su objetivo, pues 18 años después siguen viajando, pero ahora en compañía de sus 2 pequeños hijos: Unay y Mitaí.
Unay tiene 6 años y Mitaí 3. Cat y Guille consideran a su familia como “de artistas, viajeros y soñadores”. Seguramente te preguntarás ¿a qué se dedican? Guille es editor, fotógrafo y chofer de la casita. Cat se dedica a las artes visuales y a la poesía. Unay se muestra feliz con su estilo de vida, le encanta explorar y los animales, Mitaí sigue los pasos de su hermano mayor.
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Esta singular familia ha decidido llamar a su casa rodante como “Casita Carakol”, aunque es del año 1987 les ha brindado seguridad y protección por muchos años. Su interior cuenta con menos de 6 metros cuadrados, asientos para el conductor y el copiloto, más otros 2 asientos para los pequeños en la parte trasera.
Casita Carakol también está equipada con una cocina que cuenta con lavabo y refrigerador, además tienen armarios y cajones. También tienen un baño con retrete y ducha.
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Esta familia lleva años cumpliendo su objetivo de conocer el mundo, ya visitaron Asia, Europa Latinoamérica y parte de África. Ellos aseguran que sus ganas por seguir viajando nunca se acabaran y los lugares que faltan por descubrir son inagotables.
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En sus viajes exponen sus obras y realizan proyecciones de películas de manera gratuita. La gente los apoya comprando su libro “El Carakol” que tiene 80 páginas a color. Se trata de la experiencia de sus viajes. Las fotografías de Guille también se encuentran a la venta.
Algunas personas los han apoyado con provisiones o compartiéndoles un terreno para estacionar su casa rodante. No dudes que alguna vez, te los puedas encontrar en el camino, ¿qué te parece la manera de vivir de esta familia?
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