Cuando el pequeño Ashton nació, Nick y Vanessa Fisher lo esperaban ya con muchos planes para su vida, deseaban darle lo mejor y se preparaban para ello, por este motivo querían recibirlo de la manera más natural posible.
Planearon desde tener a su hijo en su propia casa además de probar un método de nacimiento conocido como “Lotus” que consiste en dejar el cordón umbilical y la placenta unida al bebé después del nacimiento.
Esto lo decidieron porque el cordón umbilical aún sigue trasmitiendo sangre y nutrientes al bebé después de nacer por un periodo de varios días, le servirá mucho para desarrollar defensas, después se tiene que secar el cordón y la placenta hasta que caigan.
Al principio la pareja, sobre todo Vanessa, estaban un poco dudosos al respecto pero Nick apoyo la iniciativa y decidieron hacerlo.
Ella compartió toda esta experiencia en un portal internacional online llamado LoveWhatMatters en donde afirmó que “las cosas poco ortodoxas son difíciles de comprender para muchas personas, estamos tan acostumbrados a las limitaciones de la medicina occidental que nos atenemos a lo que sabemos sin considerar otras alternativas”.
Muchos comentarios argumentaban que la placenta era muy desagradable y que parecía ser poco saludable tener cercanía mientras se descomponía, de hecho comentaron que era algo muy poco civilizado, pero la pareja decidió dejar que siguiera todo su ciclo natural y fue entonces que el primo de Vanessa elaboró una bolsa para guardar la placenta en todo el proceso, esta bolsa también tenía otro compartimento para colocar algunas hierbas que eliminaran el olor desagradable.
Vanessa confío en la naturaleza y no se equivocó pues según declaró:
“No existe ningún defecto en la forma que Dios diseñó todas las partes del proceso, desde la concepción hasta el parto y la lactancia. Ninguno de los procesos requiere indicaciones, todo fue perfectamente orquestado”.
Esta pareja estuvo finalmente muy feliz con los resultados de esta iniciativa, pues resultó todo un éxito.
Después del proceso natural del cordón y la placenta, estos comenzaron a secarse y adquirir una consistencia quebradiza como ramas y al quinto día se rompió el cordón. Aunque la placenta se había separado del cordón una parte de este aún permaneció unida al bebé por el ombligo y hasta el noveno día, lo que restaba de cordón terminó cayendo solo.
Fueron nueve días en los que la placenta estuvo unida al bebé, él parecía muy tranquilo y plácido durmiendo mucho.
Aun no hay evidencias certificadas sobre los beneficios que puede otorgar esta práctica, los padres de Ashton aseguran que los resultados fueron muy positivos pues su hijo se ve muy sano.
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