Ally Opfer se despertó el 21 de diciembre del 2016, parecía un día normal y se dirigió a la clase de porristas que ella misma impartía en una escuela.
Después de unas horas, comenzó a sentir unos cólicos como si se tratase de su periodo, pero la chica no le tomó mucha atención y continuó en su clase, la cual duró 5 horas. Jamás imaginó que esos dolores era el inicio de la labor de parto.
En la noche de ese mismo día, los dolores ya eran insoportables y ningún medicamento ayudaba. Aun así decidió no acudir al médico. A la mañana siguiente y sin haber podido dormir la noche anterior, decidió ignorar nuevamente el dolor y hasta ayudar a su papá a cargar un sillón. Pero las cosas empeoraron y cuando su mamá la vio en tan terrible sufrimiento, le sugirió hacerse una prueba de embarazo. Sorprendentemente, salió negativa.
En la noche los dolores se intensificaron aún más, los “cólicos” le venían de forma intermitente (ya que eran contracciones), ahí fue donde su madre le dijo que necesitaba acudir al doctor, pero ella se negó.
Enseguida los dolores se hicieron aún más intensos y continuos y a la chica no le quedó más que aceptar ir al hospital. Algo andaba muy mal.
“Seriamente, pensé que iba a morir”. Escribió la chica en una publicación del sitio “Love what matters”. Al ver su inmenso sufrimiento, en el hospital la atendieron primero que a las otras personas que estaban esperando: “Probablemente habían visto a muchas mujeres en labor de parto y sabían lo que en verdad estaba pasando. Obviamente, yo no”.
Ally y su madre le explicaron el médico que no estaba embarazada, pues se acababa de hacer una prueba y había salido negativa. Así que los doctores pensaron que tenía cálculos en los riñones y se dirigieron a realizarle un ultrasonido.
Ahí fue cuando la técnica se dio cuenta lo que realmente le ocurría a Ally. “¿Has estado embarazada antes?”, la chica respondió que no. “Bueno, parece que tienes 38 semanas de embarazo y 10 centímetros de dilatación. Estás en labor de parto y tenemos que subir para el nacimiento, ¡ahora!”.
Tuvieron que hacer una cesárea de emergencia, pero el bebé nació completamente sano. Ally confiesa que no estaba preparada para ser madre y no podía creer lo que estaba sucediendo, pero también revela que fue el mejor regalo de Navidad que pudo haber recibido.
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